“Luego el discípulo procurará visualizar los tres cuerpos inferiores… Al hacerlo debe considerar deliberadamente que él es un Hijo de Dios que retorna al Padre; que es Dios mismo que busca Su conciencia; un creador que trata de crear; el aspecto inferior de la Deidad , que trata de alinearse con lo superior. Después entonará tres veces la Palabra Sagrada (OM), emitiéndola suavemente la primera vez, afectando así al vehículo mental; más fuerte la segunda vez, estabilizando el vehículo emocional, y aún más fuerte la tercera y última vez, actuando sobre el vehículo físico. El efecto sobre los tres cuerpos será triple. Si es entonada correctamente, manteniendo firme el centro de la conciencia en cualquiera de los centros elegidos, los efectos serán los siguientes:
En los niveles mentales:
a. Establecer contacto con el centro coronario, haciéndolo vibrar. Aquietar así la mente inferior.
b. Vincularse con el Ego en mayor o menor grado, pero siempre, hasta cierto punto, por medio del átomo permanente.
c. Expulsar partículas de materia tosca y construir otras más refinadas.
En los niveles emocionales:
a. Estabilizar definitivamente el cuerpo emocional por medio del átomo permanente, estableciendo contacto con el centro cardiaco y activándolo.
b. Expulsar materia burda, haciendo más incoloro el cuerpo emocional o de deseos, a fin de que refleje con más exactitud lo superior.
c. Originar urna repentina afluencia de sentimientos, desde los niveles atómicos del plano emocional al intuitivo, por conducto del canal atómico que existe entre ambos. Dicha afluencia se precipitará hacia arriba y despejará el canal.
En los planos físicos:
a. El efecto será muy similar, pero se sentirá principalmente en el cuerpo etérico, estimulando la afluencia divina.
b. Irá más allá de la periferia del cuerpo y creará un cascarón que servirá de protección. Rechazará los factores discordantes que puedan existir en el medio ambiente inmediato.”
Existe un lenguaje que va más allá de las palabras.